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sábado, 15 de noviembre de 2014

Apolonia 08


Apolonia agasajó al joven Hiram, su protegido, con la mágica e irrepetible vivencia de surcar el cielo, convertido en materia espiritual, como recordaremos:


"A los pocos instantes un fulgurante rayo de luz surgió del horizonte que, a Hiram, le pareció del mismo color del líquido de la copa que se estaba engullendo.
Sin solución de continuidad sintió con placer infinito cómo algo de su interior más recóndito se desprendía de su cuerpo para viajar a la estela del mágico rayo de sol rojizo de grandioso espectro que surcaba el mágico cielo de la cima del Daltmont.
Y Apolonia, mientras tanto, inmutable,  viendo como desaparecía aquel fulgor a poniente, exclamó para sí
─  ¡Vuela hijo mío, vuela, y aprende! ¡ uno solo es el creador y muchos son tantos mundos!






El monte Daltmont, situado justo al punto que simboliza el hocico del gato dibujado arriba, iniciaba el secreto camino de salvación que únicamente la vieja Apolonia conocía. Y decimos se iniciaba por mera elucubración. Realmente no tenemos certeza alguna sobre este extremo. También se ha apuntado que pudiera ser no el inicio sino el fin de tal camino de salvación. O el principio y fin al mismo tiempo, dependiendo del sendero o vía por el que se accediera a él; es decir, del grado de perfección personal del que gozaba del privilegio de ascender al Daltmont  

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